sábado, 16 de marzo de 2013

LÁGRIMAS SOBRE EL CAFÉ

Avituallamiento. El dolor no cesa.
Jornada de descanso, de descanso para otros, para nosotros han sido ocho horas, ocho horas para recorrer 50 km. Descanso.
Otra jornada agónica, agónica porque cada minuto, cada segundo de esas horas requieren, por carecer de una técnica  adecuada para hacer nuestros movimientos económicos y eficientes, de una concentración constante, porque cada segundo de esas horas requieren un chequeo constante: estoy sudando mucho-abre la chaqueta, tengo hielo en la bufanda-sacude antes de que se derrita, se me enfría una mano-abre y cierra, tengo una nueva molestia en el tobillo-atento y modifica el movimiento, noto que algo me está presionando el empeine-revisa en avituallamiento, llevo lo labios secos-aplica protector, llevo las orejas fuera del gorro-intenta bajar el gorro sin dejar de esquiar,…..y así un largo etcétera a cada paso.
Muchas cuestiones a tener en cuenta, nuestro margen de maniobra es casi nulo, si se nos pasa algo, aunque parezca una nimiedad, puede que tenga consecuencias indeseadas.
Si además de todo ello, las circunstancias de partida no son las ideales, lo que a priori iba a ser un reto muy difícil, casi imposible (solo casi), puede convertirse en un auténtico calvario, un sufrimiento de horas, de muchas horas.
Albergue al final de la etapa.
Tras llegar ayer al final de etapa, la pierna de Susana presentaba varias dolencias, por un lado el molimiento general provocado por las presión de las botas en lugares de un pie no acostumbrado a ese tipo de calzado, por otro lado las sobrecargas normales de la actividad prolongada y con poco descanso. Sobrecarga de tibiales, periostitis, contracturas, tendinitis…todas ellas menos graves, pero incapacitantes.
Aplicamos las medidas que teníamos a nuestro alcance, confiando en que fuesen suficientes, en que fueran el parche que buscábamos.
Amaneció, esperaba a Susana impaciente junto al comedor del albergue, para desayunar; llegó “vestida de esquí”, buena señal, pensé. Sus primeras palabras me confirmaban una realidad que la tarde anterior se escondía tras bromas y risas,... se había acabado, la noche había sido horrible, le dolía el más suave roce del saco, le dolía cada movimiento. La decisión era tan clara como firme. Una decisión dura para una guerrera como ella, capaz de plantarle cara a la adversidad, calzándose los esquíes cada mañana sabiendo perfectamente que sería duro, muy duro, tanto como decidir que la Border to Border había acabado para ella.
Desayunamos…..lágrimas sobre el café.

Tomé la salida, esta vez solo. Recorrí cada kilómetro como si fuera el último.

4 comentarios:

alfredo espinosa dijo...

Llegar c todos los dedos y la nariz completa y la alegría x el camino hecho es el mejor premio.....un gran "cálido" abrazo a los dos!


Ferke dijo...

Emocionante la verdad. Susana no hay nada que demostrar. Solo con haberlo intentado y hacer todas las etapas que has hecho, está todo dicho. Un abrazo enorme y ánimos para el proximo reto, seguro que ya lo tienes en mente. Besos pa sergio y ánimos pa la recta final!!!!

Elena y ferke.

Carlos González dijo...

Rubio:
Disfruta del final de esta aventura. Es lo que habrías deseado a Susana si fueras tú quien parara. Ella sigue en carrera, empujándote.
Un abrazo para los dos

Esther Fernández dijo...

Eres muy grande y muy valiente Susana!!!! Has dejado constancia de ello a cada paso de tu preparación en una isla donde la nieve y el frío no aparecen ni en sueños, en lanzarte a una aventura tan increíble y en haber conseguido todo esto, mis más sinceros abrazos y felicitaciones, eres una deportista de pies a cabeza, Besotes. Y a ti, Sergio, mucha fuerza!!!