Descansando en un rincón del barco.
El barco llega a Gran Canaria.
El recibimiento de familiares y amigos en el puerto de Las Palmas ha puesto el sabor dulce a nuestra llegada a Gran Canaria. Ellos son parte de ese otro equipo con el que es indispensable contar, los que animan desde la barrera.
El sabor agrio lo ha puesto esa parte del juego que asumimos cuando apostamos alto: una decisión de Susana, siguiendo los consejos de Elizabeth, la médico que la atendió tan pronto bajamos del barco, de dejar de avanzar y descansar. La reacción que mostraban sus tobillos es más seria de lo que suponíamos. Muy probablemente una artritis traumática, es decir una inflamación debida al impacto repetido de sus pies contra el suelo durante días, sin descanso. Una reacción que estaba mostrando signos de infección y que clamaba a gritos la eliminación del principal causante (correr).
Susana se recupera en Gran Canaria.
Un sabor agrio por no poder compartir con una gran deportista, y mejor persona, dos jornadas más de desafío. Por otro lado, estamos tranquilos porque sabemos que nuestro sueño estaba cumplido desde que dimos cada uno el primer paso en Lanzarote.
Los kilómetros que recorrimos para salir de la ciudad en busca de lugar para dormir, transcurrieron casi en silencio, adaptándonos a la falta de nuestra compañera que tanto se había esforzado por seguir adelante.
Las decisiones más acertadas no siempre son las que más satisfacciones dan, y esta ha sido una de ellas.
Mañana hasta la cumbre de la isla.
1 comentario:
Ese sabor agridulce que deja una compañera que ahora no está...
¡Durante todo lo vivido estos días me llevé el nombrete de "amargo humor gallego" y ahora soy "agrio"!
No puede ser chicos, esto no puede ser.
De agria nada de nada.Hinchada sí pero agria...
¡No sean fragilones! ¡Arriba ese ánimo! ¡Estoy con ustedes!
Esto va mucho más allá que unos simples kilómetros...
Gracias por todo y por lo que queda por venir. ¡GRACIAS!
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