UN DÍA CUALQUIERA

   No hay tiempo para perder en esta carrera. Las rutinas están muy definidas y el cuerpo tampoco admite muchas improvisaciones.

   Tras la entrada en meta, cada pueblo al que se llega ha colocado unas carpas con comida que se suman a las que sitúan algunos de los patrocinadores. Palitos salados y pastillas de goma en la carpa de Gore-Tex, zumos y batidos en la de Buff, hamacas de descanso en alguna de ellas....

   En este ratito se come algo, se aprovecha para meter las piernas en la fuente del pueblo (y gritar por lo fría que está el agua), hablar con otros corredores... hasta que nos desplazamos al campamento, una instalación que se ha previsto en cada población para dar alojamiento a los corredores que lo deseen. El que llegue primero coge sitio y a lo mejor hasta colchón, el que no, tendrá que apañárselas para encontrar un hueco y colocar su esterilla. En este espacio es donde uno se ducha, estira, se da alguna sesión de Compex, se hidrata en condiciones y, a eso de las 17.30 o 18 toca la cena de la pasta, una buena comida para finalizar la jornada.

   Pero aun no hemos acabado. A las 19 toca el briefing. Honores a los tres primeros clsificados de cada categoría, imposición de maillot al equipo lider y charla del director de carrera en alemán, con posterior traducción al inglés y versión “corta y libre” en español a cargo de Carlos, un colaborador de la carrera que hoy viste su polo de finisher de la TransGranCanaria en la qe participó.

   Ahora sí, podemos ir a dormir..... Por poco tiempo. A las 5.30 los bolsos deben estar preparados para el transporte. En seguida el desayuno, tiempo para un pequeño descanso, preparar los útiles de carrera, llenar las cacharras y otra vez a correr.

   En fin, un no parar. Como un campamento, pero de “niños grandes”.