jueves, 7 de julio de 2016

COSAS DE NIÑOS/AS

     Es curioso, si preguntamos a pie de calle, si preocupa la educación, así, en general, la respuesta es rápida y clara: por supuesto que preocupa. Ahora bien, si la pregunta la hacemos de otra manera (¿qué es lo que más nos preocupa?)  el resultado es bien diferente. Según el CIS, aunque con la que está cayendo que se fíe quien quiera de la agencia encuestadora o de las personas encuestadas (todas ellas reflejo de nuestra sociedad), la educación cae al sexto lugar en las "preocupaciones" de los/as españoles/as, detrás del paro, la corrupción y el fraude, los problemas económicos, los políticos y sus políticas y los problemas de índole social. Y lo más curioso es que  parece haber sido así históricamente, es decir que la educación no está entre las prioridades, al menos las preocupantes en este país. 
Y vayan ustedes a saber si el problema es realmente ese. A ver si va a resultar que si la educación fuera prioritaria, muchos otros problemas pasarían a la cola de las preocupaciones. Lo digo bajito, no sea que vayan a pensar que soy un revolucionario....
¿Y a qué viene todo esto?
El vehículo en toda su longitud
Desde hace tiempo, venía rondando la cabeza un cambio de rumbo, ligero, sin modificar sustancialmente la naturaleza y las maneras de una manera de actuar. Nos propusimos darle un sentido educativo a las "aventuras" anteriores (que han podido leer en este mismo lugar), buscar la manera en que nuestras andanzas pudieran servir para enseñar de alguna manera, más allá de mostrar una experiencia. Y así surgió Educ-ando, una nube de recursos educativos destinados a alumnado de primaria. 
Y enredados en todo ello nos pareció más adecuado que comenzar por lo anterior, hacerlo por lo presente. Sencillo: Siete en patinete. Hace meses nació la idea de desplazarnos en patineta, como esas infantiles tan de moda, lo que adaptadas a los cuerpos de dos personas "galletonas". Una patineta con rueda de 26" delante y de 20" detrás. Su origen lo encontramos en el mushing (modalidad de trineos tirados por perros) y de la necesidad de entrenar fuera de temporada.. Y con eso de la pasión por hacer cosas en largo, decidimos recorrer las siete islas canarias a golpe de patada.

La patineta tiene algunas virtudes de carácter más bien romántico, supongo que relacionadas con el síndrome de Peter Pan. Y tiene unos pocos inconvenientes.
Adaptarse a la nueva técnica y movimiento tiene su cosa, por ahora se ha cobrado algunas lesiones derivadas de un trabajo y coordinación muscular diferentes.
La patineta es un medio de transporte a medio camino entre caminar y correr, al menos en lo que a velocidad se refiere. Los llanos son el terreno en los que mejor se defiende, en las subidas, y dependiendo del desnivel, sale más a cuenta descabalgarse y empujar que insistir en dar ridículos pasos que solo hacen avanzar al orgullo, y cuesta abajo llega un momento en el que la pierna es incapaz de responder al paso rápido del piso y toca dejarse llevar (en este caso no hay plato grande para acelerar). Así, la velocidad media a la que podemos avanzar se acerca a los 15 km/h.
Fuerteventura y la mágica y maciza (aún) Tindaya.
Seguimos con algunas peculiaridades. Si queremos hacer cicloturismo por las islas, necesitamos llevar equipaje. Alforjas, claro. Ahora bien, ¿cómo ponemos unas alforjas “tradicionales” en una rueda de 20”? (es el tamaño de rueda habitual de las bicis infantiles y las bicis plegables). Fácil, con una baca. Pues vale, cogemos una de bici y  se la instalamos…¿en dónde? En una bicicleta suele ir a las vainas de la horquilla trasera y a la parte alta de los tirantes, incluso al cierre del sillín. ¿Tirantes, sillín?. Más peculiaridades: la patineta carece de ellos. Y aún haciendo algún apaño, tenemos otro handicap que superar. Si logramos modificar la baca para acoplarla sobre la rueda trasera, entonces, sencillamente, no podríamos impulsar la patineta sin ir desarmando las alforjas a base de patadas, pues golpearíamos el equipaje a cada impulso. Pues, hala, toca buscar otras soluciones.
Lanzarote y sus encantos
Una patineta con tres ruedas. Existen varios tipos de carros tipo vagón que podrían servir. Con un “pero” importante, suelen ser tan bajos que, anclados a una rueda más pequeña de 26” (las de una bici “vieja”), su base roza el suelo si trazamos una curva relativamente pronunciada. Eso no nos sirve. Seguimos buscando. Encontramos un artilugio polaco, consistente en una tercera rueda que puede ir enganchada, a modo de vagón, tras la patineta y sobre la que se pueden anclar las alforjas. Y nos hacemos con él. En cuanto llega, lo instalamos y descubrimos nuevos contratiempos: la horquilla de unión viene preparada para bujes de ruedas traseras de bicicleta, y el cierre rápido de la rueda trasera de nuestra patineta es bastante más corto (no hay piñones). Así que tras algunos quebraderos de cabeza, acabamos por cortar el cierre nuevo de la tercera rueda (tiene que ser uno específico) a la longitud de la rueda trasera de la patineta, hacer la rosca nuevamente y lograr la longitud final con unas pocas arandelas de separación. Al fin.
Pues ya tenemos patineta y alforjas. Ahora queda entrenar y descubrir los secretos de esta modalidad. Nuestra patineta es un modelo orientado a montaña (cubiertas, frenos, manillar), y así aprovechamos carreteras, pistas y caminos poco técnicos (andar con un "trailer" tiene sus limitaciones). Un conjunto con carácter lento, tranquilo, que impregna la forma de mirar y de sentir los caminos y su paso.
Ahora volvamos a las islas. Vamos a recorrer las siete, de hecho ya llevamos dos (Lanzarote y Fuerteventura), que nos han servido para ir haciéndonos al paño. Comenzamos en Lanzarote por ser nuestra isla de residencia, y hemos intentado volcarnos en nuestra comunidad educativa más cercana para poner en marcha el proyecto (con la colaboración del Ayuntamiento de Haría y la de Juand de webartdesign), mostrando a los más pequeños, a través de la web www.lailusionmuevemispiernas.com contenidos canarios de confección propia y con la colaboración de unos pocos que se han querido sumar a esta particular visión. Una manera, la nuestra, como muchas otras, de contribuir al proceso educativo desde un punto de vista diferente. 
Para educar a un/a niño/a, hace falta una tribu entera
En septiembre continuaremos con nuestra peculiar pataleta, impulsando nuestras patinetas y nuestro proyecto en el resto de islas. Iremos despacio, queremos llegar lejos. Están todos invitados, bien tomando parte activa en la educación de su comunidad, o participando en las encuestas del CIS.