Es curioso, si preguntamos a pie
de calle, si preocupa la educación, así, en general, la respuesta es rápida y
clara: por supuesto que preocupa. Ahora bien, si la pregunta la hacemos de otra
manera (¿qué es lo que más nos preocupa?) el resultado es bien diferente. Según el CIS, aunque con la que está
cayendo que se fíe quien quiera de la agencia encuestadora o de las personas encuestadas
(todas ellas reflejo de nuestra sociedad), la educación cae al sexto lugar en
las "preocupaciones" de los/as españoles/as, detrás del paro, la
corrupción y el fraude, los problemas económicos, los políticos y sus políticas
y los problemas de índole social. Y lo más curioso es que parece haber
sido así históricamente, es decir que la educación no está entre las
prioridades, al menos las preocupantes en este país.
Y vayan ustedes a saber si el
problema es realmente ese. A ver si va a resultar que si la educación fuera
prioritaria, muchos otros problemas pasarían a la cola de las preocupaciones. Lo
digo bajito, no sea que vayan a pensar que soy un revolucionario....
¿Y a qué viene todo esto?
El vehículo en toda su longitud |
Y enredados en todo ello nos pareció más adecuado que comenzar por lo anterior, hacerlo por lo presente. Sencillo: Siete en patinete. Hace meses nació la idea de desplazarnos en patineta, como esas infantiles tan de moda, lo que adaptadas a
los cuerpos de dos personas "galletonas". Una patineta con rueda de
26" delante y de 20" detrás. Su origen lo encontramos en el mushing
(modalidad de trineos tirados por perros) y de la necesidad de entrenar fuera
de temporada.. Y con eso de la pasión por hacer cosas en largo, decidimos
recorrer las siete islas canarias a golpe de patada.
La patineta tiene algunas
virtudes de carácter más bien romántico, supongo que relacionadas con el
síndrome de Peter Pan. Y tiene unos pocos inconvenientes.
Adaptarse a la nueva técnica y
movimiento tiene su cosa, por ahora se ha cobrado algunas lesiones derivadas de un trabajo y coordinación muscular diferentes.
La patineta es un medio de
transporte a medio camino entre caminar y correr, al menos en lo que a
velocidad se refiere. Los llanos son el terreno en los que mejor se defiende,
en las subidas, y dependiendo del desnivel, sale más a cuenta descabalgarse y
empujar que insistir en dar ridículos pasos que solo hacen avanzar al orgullo,
y cuesta abajo llega un momento en el que la pierna es incapaz de responder al
paso rápido del piso y toca dejarse llevar (en este caso no hay plato grande
para acelerar). Así, la velocidad media a la que podemos avanzar se acerca a
los 15 km/h .
Fuerteventura y la mágica y maciza (aún) Tindaya. |
Seguimos con algunas
peculiaridades. Si queremos hacer cicloturismo por las islas, necesitamos
llevar equipaje. Alforjas, claro. Ahora bien, ¿cómo ponemos unas alforjas
“tradicionales” en una rueda de 20” ?
(es el tamaño de rueda habitual de las bicis infantiles y las bicis plegables).
Fácil, con una baca. Pues vale, cogemos una de bici y se la instalamos…¿en dónde? En una bicicleta
suele ir a las vainas de la horquilla trasera y a la parte alta de los
tirantes, incluso al cierre del sillín. ¿Tirantes, sillín?. Más peculiaridades:
la patineta carece de ellos. Y aún haciendo algún apaño, tenemos otro handicap
que superar. Si logramos modificar la baca para acoplarla sobre la rueda
trasera, entonces, sencillamente, no podríamos impulsar la patineta sin ir
desarmando las alforjas a base de patadas, pues golpearíamos el equipaje a cada impulso. Pues, hala, toca buscar otras
soluciones.
Lanzarote y sus encantos |
Una patineta con tres ruedas.
Existen varios tipos de carros tipo vagón que podrían servir. Con un “pero”
importante, suelen ser tan bajos que, anclados a una rueda más pequeña de 26” (las de una bici “vieja”),
su base roza el suelo si trazamos una curva relativamente pronunciada. Eso no
nos sirve. Seguimos buscando. Encontramos un artilugio polaco, consistente en
una tercera rueda que puede ir enganchada, a modo de vagón, tras la patineta y sobre la que se
pueden anclar las alforjas. Y nos hacemos con él. En cuanto llega, lo
instalamos y descubrimos nuevos contratiempos: la horquilla de unión viene
preparada para bujes de ruedas traseras de bicicleta, y el cierre rápido de la
rueda trasera de nuestra patineta es bastante más corto (no hay piñones). Así que tras
algunos quebraderos de cabeza, acabamos por cortar el cierre nuevo de la
tercera rueda (tiene que ser uno específico) a la longitud de la rueda trasera
de la patineta, hacer la rosca nuevamente y lograr la longitud final con unas
pocas arandelas de separación. Al fin.
Pues ya tenemos patineta y
alforjas. Ahora queda entrenar y descubrir los secretos de esta modalidad.
Nuestra patineta es un modelo orientado a montaña (cubiertas, frenos, manillar), y así aprovechamos carreteras, pistas y caminos poco técnicos (andar con un "trailer" tiene sus limitaciones). Un conjunto con carácter lento, tranquilo, que impregna la forma de mirar y de sentir los caminos y su paso.
Ahora volvamos a las islas.
Vamos a recorrer las siete, de hecho ya llevamos dos (Lanzarote y
Fuerteventura), que nos han servido para ir haciéndonos al paño. Comenzamos en
Lanzarote por ser nuestra isla de residencia, y hemos intentado volcarnos en
nuestra comunidad educativa más cercana para poner en marcha el proyecto (con la colaboración del Ayuntamiento de Haría y la de Juand de webartdesign),
mostrando a los más pequeños, a través de la web www.lailusionmuevemispiernas.com
contenidos canarios de confección propia y con la colaboración de unos pocos
que se han querido sumar a esta particular visión. Una manera, la nuestra, como
muchas otras, de contribuir al proceso educativo desde un punto de vista
diferente.
Para educar a un/a niño/a, hace falta una tribu entera |
En septiembre continuaremos con nuestra peculiar pataleta, impulsando nuestras patinetas y nuestro proyecto en el resto de islas. Iremos despacio, queremos llegar lejos. Están todos invitados, bien tomando parte activa en la educación de su comunidad, o participando en las encuestas del CIS.